martes, 22 de marzo de 2011

Servicios de identificación y firma electrónica

Contradiciendo mis hábitos regulares, la semana pasada me salté la publicación del correspondiente arbitrio. Pido disculpas, pero fue por una buena causa: estoy participando en un apasionante proyecto de bloguería electoral, de cuyas enseñanzas daré cumplida cuenta en posts futuros.

Hoy hablaré sobre las posibilidades y oportunidades que crean los servicios de identificación y firma electrónica. Tristemente, el neto final será que en España tenemos  - y estamos dejando pasar -  una excelente oportunidad para simplificar y mejorar nuestras vidas creando de paso algo de riqueza, que falta nos hace.

Empecemos por los conceptos. La firma digital es un procedimiento matemático que sirve para demostrar la autenticidad de un mensaje o documento electrónico. Por este motivo, suele utilizarse para operaciones susceptibles de manipulación maliciosa, como la distribución de software o el proceso de transacciones financieras. Por su parte, la firma electrónica es una firma digital almacenada en un soporte físico. El DNI Electrónico (DNIe) es un ejemplo claro de firma electrónica: el chip incluido en la tarjeta almacena los datos del portador, información biométrica, un certificado digital y las claves criptográficas necesarias para identificar al portador y permitirle firmar digitalmente. Otro sistema, son un soporte más sofisticado, es el que comercializa Movistar para alojar firmas electrónicas en un teléfono móvil. En un post previo ya hablé algo de los requisitos y posibilidades de esta tecnología.

En una primera lectura, puede parecer que estos servicios no aportan mucho, si acaso una leve ventaja para hacer papeleos y acceder a tu cuenta bancaria por internet. Lo anterior no está mal, pero el potencial de esta tecnología va mucho más lejos.

Piensen, por ejemplo, en el caso de Groupon. Para quien no la conozca, se trata de una empresa de comercio social que obtiene sus ingresos ofreciendo descuentos en grupo a través de su WEB. Eso significa que, si un grupo de internautas de un tamaño mínimo se compromete a adquirir un producto o servicio pueden conseguir un considerable descuento, en cuyo caso Groupon y la empresa poveedora se reparten los ingresos. Si no se llega al tamaño mínimo del grupo, la oferta se cancela y aquí no ha pasado nada.

Hasta hace poco la principal dificultad operativa de esta compañía  - una estrella ascendente del mercado de valores -  era la necesidad de suscribir y legalizar diariamente miles de acuerdos con sus partners (los proveedores de los productos o servicios) lo que llevaba a que sus comerciales consumieran gran parte de su tiempo moviéndose de un sitio a otro y procesando papeleo. Para agilizar este proceso implantaron un sistema de firma electrónica para suscribir sus acuerdos a distancia. Al poder firmar a distancia, los correspondientes acuerdos también podían negociarse por teléfono o e-mail, por lo que la productividad comercial de la empresa aumentó enormemente. Hecho lo anterior, convocaron una reunión de analistas para explicar lo que habían hecho. El resultado final fué que las estimaciones del valor de la compañía se dispararon. Aún no cotiza en Wall Street, pero recientemente rechazó una oferta de Google por 6.000 millones de dólares.

El ejemplo anterior prueba que la capacidad de identificar personas y permitirles suscribir acuerdos a distancia es importante. Piensen en todo lo que viaja con nuestra personalidad: el crédito, la reputación, los poderes legales que ejercemos en nuestro trabajo, el derecho a entrar en una casa, usar un coche o leer un correo electrónico. En el día a día nos estamos identificando continuamente, de formas distintas y con grados de comodidad y seguridad variables. Un procedimiento único y cómodo para hacerlo facilitaría nuestra vida diaria y nos permitiría hacer cosas inimaginables en el mundo profesional y de los negocios.

Además en este frente  - identificación y firma electrónica -  contamos con una ventaja importante frente a otros países: asumimos la obligación de identificarnos. En el Reino Unido, por ejemplo, empezaron a usar carnets de identidad tras aprobar en 2006 de una Ley muy polémica. Los Norteamericanos, por su parte, prefieren de momento la muerte antes que permitir que el Gobierno Federal recopile una base de datos con información personal. En España, en cambio, tenemos una tradición de documentos de identidad, que hubiéramos podido aprovechar para dar un salto adelante con el lanzamiento del DNIe. Desgraciadamente, en este importante proyecto se han cometido errores de estrategia y tecnología.

El lanzamiento del DNIe ha sido un desastre. Se presentó como un proyecto de Administración Electrónica y qué quiere que le diga: mirar los puntos del carnet a través de la WEB está bien, pero lo que de verdad le pone a uno es crear negocios de 6.000 millones de dólares. Pero lo que está matando el proyecto es que la tecnología no funciona bien: en este artículo de prensa y este otro podéis leer las desventuras de dos periodistas intentando exorcizar el maldito DNIe. También lo he probado y he llegado a la misma conclusión: si eres un tecnomanitas y te lo propones mucho-mucho-mucho, consigues que funcione a veces. Señores gobernantes: el DNIe funciona mal, lleva años averiado y nadie lo arregla.

En el frente digital nuestra sociedad se encuentra en una encrucijada, en donde todo está en marcha y todo funciona regular. Hay muchas redes desplegadas, pero el coste de acceso a internet y el ancho de banda son insatisfactorios. La oferta legal de contenidos digitales es escasa y no quiero ni mencionar la normativa sobre propiedad intelectual y su protección, que me enciendo. Los servicios digitales a los ciudadanos son escasos y funcionan mal, siendo el DNIe un triste ejemplo de esto. Puede ser el momento de que los agentes  - Gobierno, operadoras de comunicaciones, creadores de contenidos e internautas -  se den un momento de respiro y hablen sobre cuál puede ser la arquitectura digital de nuestra sociedad, aplicando las cuatro reglas para hacer cosas en la WEB:

Hazlo fácil, hazlo cómodo, hazlo barato, hazlo rápido

... pero, sobre todo, ¡hazlo!

2 comentarios:

  1. 1º lugar; el famoso dilema conspiratorio, que con este gobierno se acrecienta...¿la firma electrónica la usan los políticos para controlar?

    hecha esta reflexión, la clave es que hay sistemas de pagos modernos, españa ya tiene la tecnología, pero no se aplica, ¿porque? motivos irracionales supongo, porque el Mobilepay o algo así, ya se usa en otros países de la UE (pagar con el móvil)
    lo de esta empresa: Groupon, es muy curioso, y es cierto, una vez españa ya tiene el sistema de DNI implantado (el gobierno te conoce), ¿no merece la pena ser pioneros en la firma electrónica?

    2ª reflexión: miremos al componente cultural español...población poco informatizada, miedo a comprar por internet etcétera. ¿como les podemos pedir a personas no familiarizadas con el uso de la web que confíen en su eficiencia y seguridad, cuando desde dentro les están diciendo vía leyes como la SINDE, que internet es el enemigo?
    es como si a un niño de 2 años le dijeses que la vacuna es mejor que no tenerla, sólo llega a ver el muy corto plazo, y a exclamar (si hablase): ¡¡me va a doler, no!!
    pues esta es su, y mi España...un niño de 2 años, dirigido por Monos (entiendase en la metafora a mono como político).

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  2. Estimado Anónimo. De todo lo que dice sólo tengo reservas acerca de: "¿la firma electrónica la usan los políticos para controlar?" y ello porque coincido con otros blogueros en que el sistema de firma/DNI electrónico actual es prácticamente inutilizable para cualquier fin práctico, incluyendo el de controlar a la ciudadanía.
    Por lo demás, coincido en que sería maravilloso que aprovecháramos las escasas ventajas estratégicas que tenemos en tecnología (por ejemplo, el que todo el mundo tenga una misma tarjeta chip) en vez de legislar para criminalizar internet a la vez que se protegen intereses retrógrados y cepórridos.
    Muchas gracias por su interesante comentario. Un saludo

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